Primero que nada, volver a agradecer a Gustavo Albino por facilitarnos las 2 bicicletas para manejarnos por ESQUEL y el segundo agradecimiento es para nuestras piernas.
Un Sábado temprano, emprendimos el trayecto de la bici-senda de Esquel, que nos fue llevando hacia las afueras de la ciudad. Pasando por Villa Ayelén, la universidad y el cruce de las rutas en donde tomamos hacia la localidad de Trevelin en vez de ir hacia el Parque Nacional Los Alerces (en otra oportunidad lo haremos).
Siempre lo decimos (y ahora lo escribimos): “el camino cambia, no por su forma física sino por la forma en que empleamos nuestro físico”. Es decir, al ir en auto será un camino (puede o no variar si vas en colectivo), distinto que si lo hacemos en bicicleta y a su vez será un camino diferente si lo hacemos caminando.
Si, es cierto, se siente más las subidas y las bajadas en bici pero el corolario de todo, es que el paisaje se disfruta verdaderamente. Podes parar en donde quieras (para sacar una foto, para descansar o para comer algo – siempre llevate tus residuos) y podes descubrir muchísimas cosas que no lo harías de otra forma (desde la flora y la fauna del lugar, hasta las diferentes “fotos” según el sol, o por el simple hecho de cambiar de perspectiva… proba con cambiarte de vereda para ver si no es así).
Por lo que te comentamos y por como cada uno lo vive, es que te recomendamos “bajar un cambio” en tus vacaciones, en tu fin de semana o en tu semana laboral. Ni hablar que por cada kilómetro recorrido que hacemos en un medio no motorizado ahorramos 0,3 kilogramos De CO2 emitidos a la atmósfera.
¡Subite a la tracción a sangre y saca la cuenta de cuánto ganas!