“Los caminos se han hecho para llegar, pero los senderos para recorrerlos”. Por eso no nos preocupa el final de nuestro viaje, sino la forma en cómo lo transitamos y lo que generamos en su trayecto.
Cada palo amarillo que pasamos, marca en los árboles que transitamos, pendientes que superamos, cerró que escalamos, o tropezón que asimilamos, nos fortalece para seguir adelante. Los esfuerzos físicos para alcanzar el fin del camino, se trasladan equitativamente al plano de las ideas y de los sueños, y acá podrás ver que tan decididos estamos para lograr nuestros objetivos.